La alimentación es la manera de proporcionar al organismo las sustancias esenciales para el mantenimiento de la vida. Hay muchas formas de alimentarse y es responsabilidad del deportista el saber elegir de forma correcta los alimentos que sean más convenientes para su salud y que influyan de forma positiva en su rendimiento físico.
Las demandas de energía de los deportistas durante los entrenamientos y competencias varían según las características individuales de cada uno y los niveles de competencia. Conforme aumente el nivel competitivo, mayor es la intensidad a la que se realizan los esfuerzos, y por lo tanto, aumentan las demandas energéticas.
Una alimentación adecuada, en términos de cantidad y calidad, antes, durante y después del entrenamiento y de la competición es imprescindible para optimizar el rendimiento. Una buena alimentación no puede sustituir un entrenamiento incorrecto o una forma física regular, pero, una alimentación inadecuada puede perjudicar el rendimiento en un deportista bien entrenado.
Es importante entender que la nutrición no sólo contribuye en el aumento de la performance deportiva durante la precompetencia, sino que tiene una más significativa contribución como soporte del proceso de entrenamiento.
Los deportistas deben no sólo ser capaces de cubrir las demandas energéticas de cada una de las sesiones de entrenamiento, sino que deben ser capaces de recuperarse rápidamente, para estar en condiciones de responder a los entrenamientos futuros, y alcanzar su máximo rendimiento en cada uno de los eventos competitivos. Una rápida recuperación entre los partidos es extremadamente importante durante los torneos, sobre todo cuando comúnmente, hay sólo dos a tres días entre los mismos. Por lo tanto, las demandas del entrenamiento y de las competencias consisten en que el deportista debe ser capaz de responder a este tipo de situaciones, particularmente, con poco tiempo de recuperación entre cada entrenamiento/partido.
La estrategia alimentaria está basada en el consumo de alimentos comúnmente disponibles que aumenten la capacidad ante el esfuerzo. Los dos nutrientes efectivos empleados son alimentos ricos en CHO (pastas, pan, cereales, azúcar, etc.) y las bebidas de hidratación.
Por María Virginia Mangione
Licenciada en Nutrición